jueves, 23 de febrero de 2012

Redacción

Era sábado por la tarde, en Carnaval. Mis padres y yo fuimos a ver la rúa. Fue maravilloso. Montones de comparsas desfilaban a la par mientras los espectadores, fascinados, observaban tan bellas combinaciones de colores. En la quincuagésimo primera comparsa divisé a un amigo al otro lado del asfalto y fui a saludarlo. Hablamos sobre los deberes para el martes y, cuando se fue, me encontré con que habían acabado de pasar comparsas y la gente se había ido. La noche se cernía sobre mí. Me encaminé hacia casa, pero en el cruce que separaba mi calle de las demás había aparecido un muro. Otro muro se irguió detrás mío. Escuché una vocecilla aguda por encima de una casa. Un enanito saltó de un tejado y empezaron a salir más, algunos armados con navajas. Cuando estaban a punto de atravesarme, el suelo se abrió debajo de mí y entré en un colorido vórtice. Abrí los ojos. Mi cama. Era sábado por la mañana, en Carnaval.

2 comentarios:

  1. Escribes muy bien!!!Felicitaciones.

    ResponderEliminar
  2. Gracias. Fueron seis años esforzándome para aprender y creo que ha surgido resultado.

    Un abrazo!

    ResponderEliminar