sábado, 2 de marzo de 2013

Nieve

Está nevando. Son las cuatro de la mañana. Mi padre me ha despertado para que lo vea. Al mirar por la ventana veo que el exterior iluminado  y por la amarillenta luz de las farolas está empezando a blanquearse. Me voy otra vez a la cama, pues me caigo de sueño.
Son las once de la mañana. Miro por la ventana con esa esperanza que sólo tenemos los jóvenes, y veo que ha cuajado. Un manto blanco cubre toda la extensión del pueblo. Los tejados que antaño eran rojos ahora son blancos. Es como si todos los que viven aquí se hubieran dedicado durante toda la noche a pintar el pueblo. Es precioso. Salimos fuera. La nieve y su tacto frágil que siempre me sorprendió están ahí, existen. Nos tiramos unas cuantas bolas de nieve y hacemos fotos. Son maravillosas. Una solitaria flor de un solitario almendro. Flores cubiertas por la nieve. Nosotros cubiertos por la nieve. Ahora me cuesta decir que prefiero el verano.